Tras el periodo vacacional, después de los viajes, el descanso, el disfrute o el tiempo libre hay que incorporarse de nuevo a la rutina. Comienza un nuevo curso y esto a veces cuesta más de lo previsto.
En este proceso se nos presenta la necesidad de gestionar un cambio, ya que al estar de vacaciones nuestras rutinas, actividades y horarios son diferentes, con el matiz y refuerzo de ser más agradables y flexibles. Y de repente todo cambia: hay que madrugar, soportar las altas temperaturas veraniegas, el tiempo libre parece que se evapora y tienes que reorganizarte€¦Â
Esta readaptación a la nueva situación puede, a veces, conllevar síntomas físicos como cansancio generalizado, fatiga, falta de sueño, dolores musculares, falta de apetito o de concentración, también síntomas psíquicos como irritabilidad, tristeza, falta de interés o nerviosismo. Generando lo que algunos especialistas califican como Síndrome postvacacional. Pero, ¿en qué consiste exactamente?
El Síndrome postvacacional, se puede definir como el estado que se produce en el trabajador al fracasar el proceso de adaptación entre un periodo de vacaciones y de ocio con la vuelta a la vida activa, produciendo molestias que nos hacen responder a nuestras actividades rutinarias con un menor rendimiento.
Los síntomas de este síndrome suelen durar entre diez y quince días, el periodo medio de adaptación de nuestro cuerpo a los cambios. De tal forma, consideramos oportuno hacer una reflexión personal y profunda al respecto pues si estas manifestaciones continúan a lo largo del tiempo será recomendable acudir a la consulta de un especialista (médico o psicólogo) ya que puede tratarse de algo más complejo.
En esta línea, hay estadísticas que demuestras que los casos más frecuentes suelen ser de personas víctimas de acoso, ya sea escolar (bullying) o laboral (mobbing), con menor resistencia ante la frustración o con conflictos anteriores no elaborados (futura separación, depresión enmascarada, etc.).
Como método preventivo, recomendamos no alargar las vacaciones hasta el día anterior de empezar a trabajar. Es mejor volver de vacaciones un par de días antes para que la adaptación a la rutina sea más paulatina, empezando a habituarnos nuevamente a los horarios, clima, comida, deporte….
Y para finalizar, os damos algunas recomendaciones que ayudan a reducir los síntomas mencionados:
- Mantener hábitos de vida saludables: llevar una dieta equilibrada y respetar los horarios de sueño y ejercicio físico.
- Planificar la agenda de trabajo, pero también organizar alguna actividad agradable para el fin de semana.
- Mantener una actitud optimista y positiva, evitando pensar que el trabajo es una carga.
- Liberar tensiones a través de técnicas de relajación.
- Proyectar metas a corto/medio plazo que nos motive a dirigir nuestras acciones en el camino deseado.
Esther Rodríguez Díaz
Psicóloga Sanitaria
Centro Médico Psicosomático
Sevilla, 13 de septiembre de 2017